La historia reciente empieza con la renovación de su junta directiva que decide despedir a su director técnico de natación sin dar explicaciones del motivo, algo que lógicamente revela e indigna a todos los afectados. También la decisión de no cubrir la plaza dejando que otro empleado extienda sus funciones y se haga cargo del equipo además del resto de funciones que tenia asignadas. Pero la gota que colma el vaso es la expulsión del club de 4 nadadores del primer equipo por el hecho de haber preparado con su antiguo entrenador durante un par de días el Gran Premio Ciudad de Barcelona del circuito Mare Nostrum. Todo ello sin mediar ningún tipo de diálogo.
Como consecuencia de todo ello ha llevado a otros nadadores a abandonar el club y dejar el resto sin demasiada ilusión por continuar en un ambiente tan enrarecido y en una institución donde se les ha impedido incluso expresar su desacuerdo.
No hay duda que cuando nos quejamos que la natación española no tiene el nivel que nos gustaría todos miramos solo hacia la élite, pero si los clubes no son capaces de articular un proyecto estable, con decisiones comprensibles, con diálogo y lo hacen con prepotencia y como parece en este caso con alevosía y premeditación, no es de extrañar el resultado. Si además lo hace el autodenominado decano de la natación española, el ejemplo acaba cundiendo en otros muchos.
Es una lástima que estos 4 nadadores, a los cuales pongo nombre y apellido: Matias Aguilera, Kiera Aitken, Joaquin Belza y Noelí Reguart dejen de nadar esta temporada por un club, al cual llevan representando hace muchos años y defendiendo con uñas y dientes. Lo más "jodido" es que les han dado de baja de la licencia nacional y catalana con lo que se despiden de esta temporada, tirando por la borda meses de trabajo y todo por la incompetencia de gente que no sabe ni entiende de natación.