Sebastià Millans Rosich es el nuevo concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona.
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Ferran Fornells - 03/mayo/1981
Un cargo importante, no hay duda, desde un punto de vista europeo. Nuestra Ciudad Condal, candidata a los JJ.00. 1936, perdió la batalla entonces frente a Berlín; fue nombrada sede de una Olimpíada Popular contestataria a la de la Alemania nazi, que no se celebró por nuestra guerra civil. Luego, Barcelona fue sede de los "II Juegos Mediterráneos" en una época en que el COI trataba de disminuir el gigantismo de los JJ.OO. creando Juegos "regionales" (Panamericanos, Asiáticos, Africanos, etc.)
Como sea que fuere que fuese, la verdad es que.nuestra Ciudad Condal es un auténtica capital del deporte europeo y mundial: al frente de su deporte, ahora, Sebastià Millans Rosich, quien sucede a Xavier Millet.
Su antecesor
"Xavíer Millet, mi antecesor, además de ser un gran amigo y un deportista que admiro, creo que ha desarrollado una labor tan correcta que puede ser una excelente guía para mi futura gestión" —me dijo de entrada.
Nació el año 1927 (12 de mayo), en Barcelona hijo de padres barceloneses. Salesianos, Armengol y otros colegios. Técnico superior de reparaciones marítimas, más tarde, constructor naval. Comisario de averías («surveyor»). Miembro de la «Agrupación de Oficiales de la Marina Mercante». Consejero de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona... Un acreditado industrial naval, en suma.
Además del fútbol y de la gimnasia desde sus años escolares, la natación y la pelota (pala), son sus deportes preferidos, practicados mayoritariamente en el Club Natación Barcelona.
Sus problemas
"El día 10 me dijeron que sería ‘regidor’. También, que probablemente, de deporte. El día 27, me dieron la responsabilidad del área deportiva... ¡Oiga, que estamos a 30! Hágase cargo de que aún no encuentro mi sitio en la silla" —y se ríe de buen humor.
La «tira» de cuestiones
Le convenzo de que algo debe decir. Me quiere huir los temas candentes de la problemática deportiva de la ciudad, pero le emplazo y me lo acepta.
— ¿Estadio de Montjuíc?
— Hace años que se discute. No lo sé. Ahora, parece haber un informe pendiente. ¡Es un caso...!
— ¿Cuántas hectáreas quedan en la ciudad para el deporte?
— Uy, uy, uy...! Aparte el «pulmón» que es Montjuïc, quizá la única montaña «ciudadana» en el mundo mayoritariamente dedicada al deporte y a la cultura, las hectáreas que queden, que creo son pocas, deben ser consideradas de «equipamientos» y dentro de este título, habrá que luchar para que el deporte tenga su sitio.
— ¿Por dónde se puede expansionar la zona deportiva para los barceloneses?
— Creo que hacia Viladecans, Gavà y alrededores.
— ¿Mundial '82 de fútbol?
— Aún no sé nada. Lo que sí sé es que cada vez que Barcelona ha tenido que ser escenario de un acontecimiento deportivo de prestigio mundial, quedó superlativamente bien. Esta vez ocurrirá lo mismo.
— ¿Deporte ciudadano?
— Promocionarlo al máximo. Dotarlo de seguridad. La salud, la higiene, es lo primero. Los participantes deben ser conscientes de los riesgos de fatiga, si no tienen preparación, y los organizadores, del posible fallo de los mismos.
— ¿Deporte escolar?
— ¡Básico! Intentaré proporcionarlo al máximo. Sobre todo, dando preponderancia a su influencia pedagógica sobre la agonística.
— Cuando termine su mandato... ¿Qué querría haber ofrecido al deportista de Barcelona?
— Déjeme decirle primero que para alguien nacido en Barcelona, de padres barceloneses, ser «regidor» es un techo de sus aspiraciones humanas. Esto creo yo. Ello implica.obligaciones. Llego: lo primero, inventario; luego, sanear patrimonio; después, nuevas realizaciones. Esto haría cualquiera en una empresa privada... iTodavía más en una empresa altruísta, como la municipal! Intentaré primero obtener el máximo rendimiento y eficacia de las instalaciones deportivas existentes, distrito por distrito, tras inspección. personal; después, que socialmente queden al abasto del mayor número posible de ciudadanos; y finalmente, base de la seguridad del empeño, que ello sea posible con el mínimo coste económico.
Millans Rosich lo tiene difícil. La complejidad del deporte moderno en sus facetas olímpicas, profesionales, «amateurs» y escolares con su conjunto pedagógico, debe sumarse a las dificultades de regir no importa qué área de cualquier gigantesca urbe metropolitana como las hay, aún cuando en escaso número, en los cinco continentes.
Además, las fauces inmensas del próximo «Mundial-82» de fútbol lo devoran todo. Concejales incluso. Su futuro puede serlo todo, menos tranquilo.
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