UN LIBRO RECOGE 12 DUROS ALEGATOS CONTRA LA CIUDAD CONDAL
Lleva quince días en el mercado y ya ha sembrado cierta polémica. Odio Barcelona (Edt. Melusina) es el tributo en forma de antitributo que un grupo de jóvenes escritores han querido dedicar a la ciudad en la que (mal) viven. Una especie de contraguía turística que desvela las claves de la Barcelona decadente, de la urbe que hay al otro lado de la estampa turística. Un diccionario perverso en el que no se deja títere con cabeza.
Doce autores. Doce relatos ensayísticos escritos con desigual pluma pero con el mismo afán por denunciar las miserias de la capital catalana. Al alcalde de la city se le tilda de “pelopolla”. Y a la ciudad que gobierna se la pone a caer de un burro. Calificativos varios: desde “creída”, hasta “puta de lujo”. Algunos han señalado que esta prosa deslenguada es todo un ejercicio de plausible y necesaria irreverencia. Otros sin embargo lo entienden como un recurso facilón para vender libros como rosquillas.
“Todas las editoriales quieren vender libros”, comenta a El Confidencial Ana S. Pareja, responsable de la publicación. “Nosotros nos percatamos de que en Barcelona existía un clima de malestar en relación con ciertos temas políticos, relacionados con la vivienda o el creciente catalanismo. Eso nos llevó a proponer a ciertos autores jóvenes que escribiesen sobre las cosas que no les agradan de su ciudad. Y Odio Barcelona es el resultado.”
Como era de suponer el libro ha sentado como un tiro en el Consistorio, que se convirtió en el primer cliente de la editorial. “Antes de que saliese el libro al mercado el Ayuntamiento nos llamó para solicitarnos un ejemplar. No hemos vuelto a saber nada, pero nos consta que en ciertas páginas web ligadas a esta institución se están realizando comentarios contrarios al libro”, comenta la editora. “Lo que se nos ha reprochado sobre todo es utilizar la palabra Barcelona en el título, ya que a estas alturas el nombre de la ciudad se ha convertido en un logo, en una marca”.
Gracias a ese logo, a esa marca y a la polémica suscitada, Odio Barcelona se está vendiendo bien, a pesar de que no ha salido al mercado con una tirada especialmente potente. La editorial ha apoyado el lanzamiento incluso con un vídeo promocional que no tiene desperdicio, en el que los autores lanzan, metafóricamente hablando, claro, una bomba contra la ciudad en la que viven.
Uno de esos doce autores, Eloy Fernández Porta, que se encarga de cerrar el libro con el capítulo titulado Odio, reconoce a este diario que del título del libro le interesó en todo momento "más el verbo que el sustantivo". "Libros sobre Barcelona hay muchos. Sobre política y demás. Yo quería escribir sobre el sentimiento que a mí me provoca vivir en esta ciudad, sobre el sentimiento de la gente. Me interesaba reflejar la miseria y la pobreza. Sin localismos. Este libro es una crítica de clase, de género, universal".
Las ‘perlas’ del libro:
“La prostitución de baja estofa se vende al cliente; pero, a medida que el producto asciende, es el consumidor quien se vende. Barcelona es una puta de lujo y ya no necesita meterse en la cama con nadie. Sin embargo, todo el mundo (en el alcance global del término) pretende haberse acostado con ella, pretende conocerla aunque sea a través de conversaciones noctámbulas. Eso es lo que la hace mundana.”
Ríos Perdidos, de Javier Calvo.
“El pelopolla del alcalde nos invita a través de campañas de autobombo a que leamos en el metro. Al mismo tiempo, inunda los altos de los andenes con monitores de televisión escupiendo a un volumen ensordecedor su mierda publicitaria, su papilla entumecedora y lucrativa.”
Oración (El libro de Dios y de los húngaros), de Antonio Cisneros.
“Barcelona putea. En todos los sentidos. Prostituye desde que se hizo un nombre, desde que se convirtió en una marca equiparable al conejito Playboy. Pero también jode. Y quien se deja penetrar por ella lo hace con gusto, se siente privilegiado, considera que forma parte de un club selecto que nada tiene que ver con la sodomía. Y pide más.”
Barcelona, la gran madame, de Lucía Ramis.
“Desde el punk con flauta […] al ‘crustie’ […], Barcelona parece estar invadida por las hordas de la mugre”.
De este rebaño no tira cabestro, de Javier Blánquez.
Via: elconfidencial (01-10-2008)
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